¿A que no lo habíais pensado?. Para mí el perfume es el accesorio number one; puedo salir sin pendientes, incluso sin bolso, pero... No sin mi fragancia. También en este detalle hay que tener cuidado, porque aunque subliminal e imperceptiblemente, tu olor dice mucho de tí; y, sí: Hay perfumes de abuela. Pensad si no, en las vuestras y en los recuerdos que os traen. Los míos son de la materna, una mujer un poco extravagante; guapísima pero algo excesiva en joyas, cardados, pieles... Siempre perfectamente maquillada aunque un punto de más, considerando cuando tenía ya sus setenta y tantos años. Olía a un perfume tipo Patxouli, sofisticado pero muy intenso, demasiado cálido y penetrante, de esos que permanecen en un ascensor hasta mucho después de que la usuaria se haya ido.
Como digo siempre, cuando eres joven puedes permitirte casi todo. Llevar un perfume de vieja puede quedar chocante, pero, si tienes veintitantos o treinta y... Nunca te hará mayor. En la madurez hay que optimizar recursos al límite, buscando siempre ese golpe de tuerca que te quite años.
